25 octubre 2008

Cremona y sus violines

 
Stradivarius. Fotografía original de Stefanelf

Cremona es una ciudad preciosa que se encuentra en el norte de la bella Italia. No es grande en exceso (unos 70.000 habitantes) y tiene, como la mayoría de las ciudades italianas, un interesante casco histórico que vale la pena visitar. Aquí tenéis una pequeña muestra:



Cremona es famosa, sobre todo, por sus violines. Aunque durante mucho tiempo se creía que los primeros violines eran de los años 1520, recientemente se han conocido fuentes anteriores a esas fechas, como esta pintura de Benvenuto Tisi (Il  Garofalo) de entre 1505 y 1508, que se encuentra en el Palazzo di Ludovico il Moro, en Ferrara.

 

Andrea Amati es uno de los primeros constructores de violines conocidos. Nació en Cremona en el año 1520, y allí estableció su taller familiar. Enseñó el oficio a sus hijos, y éstos lo transmitieron a sus nietos, de entre los cuales uno brilló con especial intensidad: Nicolò Amati (1596–1684), que fue importante no sólo por la calidad de su trabajo, sino también por haber transmitido todo su saber a a  uno de los más ilustres luthiers de la historia: Antonio Stradivari (1644-1737) y también a Andrea Guarneri, fundador de otra eminente saga familiar de la cual destacará especialmente su nieto Giuseppe Antonio (1698-1744) conocido como Guarneri del Gesù que, aunque menos conocido por el gran público que Stradivarius, tiene el honor de haber construido el violín que ha alcanzado mayor precio en el mercado: siete millones de dólares. Aquí podéis ver cómo el violinista Pinchas Zukerman, que ha tenido la suerte de hacerlo sonar tras más de cien años de silencio, lo afina:


El elevado precio que los instrumentos creados por estos luthiers llegan a alcanzar despierta la curiosidad de los aficionados y del público en general. Lo que es indudable es la calidad que se llegó a alcanzar en la construcción de violines, violas y violonchelos en un lugar tan concreto y en un espacio relativamente breve de tiempo. Hay muchas leyendas al respecto, y hay también muchos estudios científicos que desmienten o dan validez a todas estas historias. Una de ellas hace referencia a que los árboles utilizados crecieron en una época de frío excepcionalmente intenso, lo que hizo que su madera sea especialmente compacta. Otra cuenta que Stradivarius utilizaba unos barnices cuya composición no ha podido ser, a día de hoy, totalmente desvelada. Se cree que uno de los componentes puede ser orgánico y que se encontraba presente en el agua del riachuelo que pasaba cerca de su taller, donde solía limpiar sus herramientas.
Lo que sí parece haber quedado demostrado es que las maderas utilizadas  por estos constructores fueron sometidas a un tratamiento antiparasitario con unas sustancias elaboradas por el farmacéutico de Cremona. Un catedrático de bioquímica húngaro, Joseph Nagyvary, lleva décadas investigando estos violines y parece ser que ha dado con la tan buscada fórmula... y la ha aplicado a la construcción de sus propios violines. En su página web propone que distingamos cuál es el verdadero Stradivarius y cuál es el Nagyvary. ¿Sóis capaces de descubrirlo?

Muchos de los históricos y apreciados violines de estos constructores pertenecen a instituciones o coleccionistas privados que los ceden a renombrados virtuosos para que puedan darles vida... los instrumentos mejoran al ser tocados, y sería un verdadero desperdicio mantenerlos en silencio cuando han sido creados para sonar. En el Palacio Real de Madrid está el cuarteto que Antonio Stradivari realizó por encargo de la familia real española, unos instrumentos bellamente decorados.


Tuve la suerte de visitar Cremona este verano. Además de admirar algunos ejemplares valiosísimos que están expuestos en el Ayuntamiento, me gustó mucho un museo verdaderamente interesante en el que se pueden ver muchas de las herramientas, moldes, planos, patrones de papel y otros objetos utilizados por Antonio Stradivari. Podéis ver algunas fotografías al tiempo que escucháis la música de otro artista italiano de nombre Antonio, que no sabemos si llegó a tocar alguno de estos violines de Cremona.

La música es el Allegro del Concierto para dos violines nº 8 en la menor RV 522, de L'Estro Armonico de Vivaldi, interpretada por I Musici. 


En la Enciclopedia Salvat de los Grandes Compositores, Jordi Cervelló narra esta curiosa anécdota acerca de Giuseppe Guarneri:

La vida de Giuseppe Guarneri fue muy distinta de la apacible existencia que llevó Antonio Stradivari. El segundo gran genio de la lutería cremonesa tenía un carácter extraño, sujeto a inesperados y violentos ataques de cólera; además era propenso a la bebida y a las aventuras amorosas. Trabajaba irregularmente, alternando épocas de inactividad con otras de trabajo febril. (...) Durante un banquete, en el que el vino fue abundante, llegó a las manos con un comensal y le derribó de un empujón. El hombre, al caer, se golpeó la cabeza contra la mesa y murió en el acto. Este trágico accidente costó a Giuseppe Guarneri varios años de cárcel. (...) Un día una muchacha se presentó al anciano Stradivari proponiéndole la adquisición de un violín. Se trataba de un instrumento extraño, hecho con madera de ínfima calidad y mal barnizado, pero el trabajo era notable y la voluta extraordinariamente bella. Stradivari comprendió que se trataba de una obra de Guarneri. La joven, llorando, le explicó que Guarneri se sentía muy desgraciado, sobre todo porque no podía trabajar. Le dijo que había construido aquel violín con los utensilios y materiales que había podido encontrar y le había rogado que lo vendiera para procurarle lo más necesario. Stradivari refirió lo ocurrido a los demás luthiers de Cremona y todos prestaron ayuda a su desafortunado compañero. Fue este el origen de una serie de violines de Giuseppe Guarneri, llamados violini della serva, cuya madera es de baja calidad, el trabajo no muy cuidado y el barniz algo defectuoso, pero cuyo sonido dulce y poderoso y de timbre extrañamente melacólico en nada desmerece de los instrumentos anteriores.

19 octubre 2008

Las bodas de Fígaro

Atticus nos habia dicho una vez que nunca se conoce realmente a un hombre hasta que uno se ha calzado sus zapatos y caminado con ellos. 
Harper Lee

Una de las cosas que más me asombran de Las bodas de Fígaro, y de las óperas de Mozart en general, es la capacidad que su autor muestra para adentrarse en personajes bien distintos, conocerlos  en profundidad y transmitir con una enorme sensibilidad todo lo que piensan y sienten, de modo que el oyente comprende y siente a ese personaje con absoluta precisión.

Mozart tenía 29 años cuando empezó a componerla. Era, a pesar de su juventud, un músico de gran experiencia ya que, como sabéis, empezó a componer a muy temprana edad. Este conocimiento de la música le podía proporcionar el oficio suficiente para generar obras de grandes proporciones, de una gran solidez compositiva,... pero, ¿de dónde saca la experiencia vital necesaria para comprender y componer unos personajes tan cercanos, tan ricos en matices, tan de veras? Susana, la Condesa, Cherubino, Fígaro, el Conde... no son meros tipos, sino que viven, sienten, palpitan y nos contagian con toda su vitalidad.

El amor está presente en toda la obra, y la acción dramática proporciona a Mozart la ocasión de analizar cómo se desarrolla este sentimiento, desde el anhelo adolescente de Cherubino:


... el amor pleno, sincero, correspondido y triunfante de Susanna:


Giunse alfin il momento
che godrò senz'affanno
in braccio all'idol mio. Timide cure,
uscite dal mio petto,
a turbar non venite il mio diletto!
Oh, come par che all'amoroso foco
l'amenità del loco,
la terra e il ciel risponda,
come la notte i furti miei seconda!
Deh, vieni, non tardar, oh gioia bella,
vieni ove amore per goder t'appella,
finché non splende in ciel notturna face,
finché l'aria è ancor bruna e il mondo tace.
Qui mormora il ruscel, qui scherza l'aura,
che col dolce sussurro il cor ristaura,
qui ridono i fioretti e l'erba è fresca,
ai piaceri d'amor qui tutto adesca.
Vieni, ben mio, tra queste piante ascose,
ti vo' la fronte incoronar di rose.

Llegó al fin el momento
en que gozaré sin inquietud
en brazos de mi ídolo. ¡Tímidos desvelos!,
¡salid de mi pecho!,
no vengáis a turbar mi deleite.
¡Oh, cómo parece que al amoroso ardor,
la amenidad del lugar
la tierra y el cielo respondan!
¡Cómo secunda la noche mis secretos!
¡Ah, ven, no tardes, oh bien mío!
¡Ven a donde el amor para gozar te llama!,
mientras luzca en el cielo la antorcha,
y el aire esté sombrío, y el mundo calle.
Aquí murmura el arroyo, aquí bromea el aura
que con dulce susurro el corazón conforta.
Aquí ríen las flores y la hierba es fresca,
aquí todo invita a los placeres del amor.
Ven, bien mío, entre estas plantas ocultas,
te quiero coronar la frente de rosas.


... la nostalgia por el amor perdido de la Condesa:


Porgi, amor, qualche ristoro
al mio duolo, a' miei sospir.
O mi rendi il mio tesoro,
o mi lascia almen morir.

Concede, amor, algún descanso
a mi dolor, a mis suspiros.
Devuélveme a mi tesoro
o déjame al menos morir.


... el amor exultante de Fígaro... y los celos, que le llevan a desafiar a su propio señor:


... hasta el amor egoísta que tan sólo busca satisfacer su propio deseo, que al tiempo es una demostración más de poder, en la figura del Conde:


Hai già vinta la causa! Cosa sento!
In qual laccio io cadea?
Perfidi! Io voglio...
Di tal modo punirvi... A piacer mio
la sentenza sarà... Ma s'ei pagasse
la vecchia pretendente?
Pagarla! In qual maniera!
E poi v'è Antonio,
Che a un incognito Figaro ricusa
di dare una nipote in matrimonio.
Coltivando l'orgoglio
di questo mentecatto...
Tutto giova a un raggiro...
il colpo è fatto.

Vedrò mentre io sospiro,
Felice un servo mio!
E un ben ch'invan desio,
ei posseder dovrà?
Vedrò per man d'amore
Unita a un vile oggetto
Chi in me destò un affetto
Che per me poi non ha?
Ah no, lasciarti in pace,
Non vo' questo contento,
tu non nascesti, audace,
per dare a me tormento,
e forse ancor per ridere
di mia infelicità.
Già la speranza sola
Delle vendette mie
Quest'anima consola,
e giubilar mi fa.

"¡Ya has ganado la causa!" ¡Qué oigo!
¿en qué trampa caía?
¡Pérfidos! Yo quiero...
de tal modo castigaros... a mi gusto
la sentencia será... ¿Pero si él pagase
a la vieja pretendiente?
¡Pagarla! ¿de qué manera?
Y después está Antonio
que a ese expósito de Fígaro le niega
a su sobrina en matrimonio.
Cultivando el orgullo
de este mentecato,
todo ayuda a la artimaña...
El golpe está hecho.

¿Veré, mientras yo suspiro,
feliz a un siervo mío?
Y un bien que en vano deseo,
¿él deberá poseer?
¿Veré por mano del amor
unida a un vil sujeto
a quién en mí suscito un afecto
y que por mí no lo siente?
¡Ah no!, dejarte en paz,
¡no deseo esta felicidad!
tú no naciste, audaz,
para darme tormento,
y también quizá para reírte,
para reírte de mi desdicha.
Ya la sola esperanza
de mi venganza
consuela a mi alma
y la llena de júbilo...


En la revista Scherzo, Arturo Reverter resume todo esto así:

Mozart acertó a recrear una acción en la que el amor es siempre protagonista sobre un fondo de conflicto social. Construyó una música capza de servir acciones paralelas, un complejo entramado regulado con una precisión, un ritmo, un pulso y una cadencia desconocidos hasta entonces; con un tempo musical continuo e implacable; con una fluidez asombrosa. Ante el oyente espectador se suceden vertiginosamente los hechos, discurren los personajes, se exponen los conflictos entre ellos. La música pinta admirablemente los estados de ánimo y hace lógicas las mutaciones, matiza hasta lo indecible las relaciones. Recitativo secco, accompagnato, arioso, arira, dúos, tercetos, cuartetos, sextetos, conjuntos más o menos amplios. Todo aparece en esta obra admirablemente soldado en un fluir continuo, imparable, inexorable. La voz y la orquesta, aunque independientes y con una vida propia, se unen y forman un solo cuerpo. Mozart, evitando ese aburrimiento que tanto preocupaba al mismo Beaumarchais, hace a la una y a la otra recitar la polifonía de los gestos y de las pasiones. Cada frase, cada ritmo, cada timbre y armonía tienen así, como señala Lanza Tomasi, una caracterización dramática. La escena, como tal, no sería ya necesaria: la música -el gesto musical- lo dice todo, contiene en sí misma el drama.

En la película Amadeus, de Milos Forman, Mozart trata de convencer al Emperador de que su ópera no tiene contenidos políticos para evitar la censura. Vehemente y apasionado, describe con orgullo su gran creación... es sólo ficción, pero nos acerca a la gestación de esta gran obra (a partir del minuto 4'52).






Y otro apunte de cine... una de las secuencias más conmovedoras de una película, para mí, inolvidable, está construida sobre una de las partes de esta ópera... el dúo de Susana y la Condesa, Canzonetta sul'aria. Se trata de The Shawshank Redemption (Cadena Perpetua), de Frank Darabont. Aunque es muy conocida, por si alguien todavía no la ha visto... el argumento trata de una cárcel en la que innumerables presos cumplen su condena. Uno de ellos, Andy (interpretado por Tim Robbins), se ha ganado la confianza del alcaide y de los carceleros. En un momento de descuido, encierra a uno de ellos y escucha este fragmento de Las bodas de Fígaro en el tocadiscos del alcaide... y decide compartir toda esa belleza con el resto de los reclusos, así que no duda en activar la megafonía. La voz en off de otro de los protagonistas (el que está interpretado por Morgan Freeman) dice:
No tengo la más remota idea de qué coño cantaban esas dos italianas... y lo cierto es que no quiero saberlo. Las cosas buenas no hace falta entenderlas. Supongo que cantaban sobre algo tan hermoso que no podía expresarse con palabras y que, precisamente por eso te hacía palpitar el corazón. Os aseguro que esas voces te elevaban más alto y más lejos de lo que nadie, viviendo en un lugar tan gris, pudiera soñar. Fue como si un hermoso pájaro hubiese entrado en nuestra monótona jaula y hubiese disuelto aquellos muros y, por unos breves instantes, cada hombre de Shawshank se sintió libre.


El martes de esta semana tendremos la ocasión de asistir en Albacete a la representación de esta obra maravillosa. Será para algunos su primera ópera en directo... espero que la disfrutéis tanto como yo.

Los textos y las traducciones son de Kareol.

11 octubre 2008

Mis disculpas


Puerta del Perdón. Fotografía original de Manel Marqués.

A pesar de que es de todos sabido que Excusatio non petita, accusatio manifesta... no veo otra forma de regresar que pidiendo disculpas.

Lo primero, por el estado en que se encuentran la mayoría de los audios del blog. Tuve la fortuna de encontrar un estupendo alojamiento gratuito, Mediamax. Un buen día me comunicaron que iban a cancelar todas las cuentas gratuitas por un cambio a The Linkup. Las cuentas de pago, en cambio, se iban a mantener. Así que me apresuré a cambiar mi cuenta, ya que me parecía que pagar era más razonable que subir todos los archivos a un nuevo alojamiento gratuito. Meses más tarde, recibí con decepción la noticia de que el nuevo alojamiento cerraba definitivamente. Un buen montón de horas de trabajo perdidas. A eso hay que añadir que la desconfianza que me inspiran ahora este tipo de servicios me han mantenido alejada del blog porque... ¿quién me dice que no me va a volver a suceder? No me gusta tener así las cosas, pero tampoco dispongo ahora del tiempo ni de las ganas necesarias para poner un poco de orden y devolver a su sitio las músicas desaparecidas.

Lo segundo, por no haber respondido con prontitud a las muestras de afecto que muchos me habéis mostrado, ni a los muchísimos enlaces con los que este modesto lugar sigue siendo distinguido. Muchos blogs musicales están empezando, algunos con ideas y materiales verdaderamente interesantes, y aún no los he reseñado ni enlazado como merecen.

Y en tercer lugar... aunque sé que no tengo obligación de dar explicaciones acerca de mi prolongado silencio, me parece justo hacerlo por todos los que me habéis seguido todo este tiempo. Cuando empecé a escribir aquí, la ley de educación vigente me tenía dando clases de Historia de la Música a mis alumnos de 3º de ESO y 2º de Bachillerato. A pesar de mi interés enorme por la materia, y de mi vocación para tratar de comunicarla, no conseguía interesar mínimamente a mis alumnos. Ello me llevó a buscar en las nuevas tecnologías un camino que pudiera servir de punto de unión de lo antiguo con lo moderno, la fórmula con la que podía acercarme a mis jovencísimos alumnos con las herramientas que más podían atraerles hacia un terreno "árido" pero enriquecido por las inmensas posibilidades de internet. No sé si el esfuerzo mereció los resultados... en realidad estoy casi segura de que no. Pero al menos tuve la oportunidad de aprender: Moodle, páginas web, blogs, recursos sin fin... y, sin proponérmelo, de conocer a mucha gente que, sin ser mis alumnos, han mostrado más interés en mis propuestas que aquéllos a los que en un principio me dirigía. Paradojas de la vida, empecé un blog para mis alumnos, y terminé escribiendo para compañeros, amigos, desconocidos... gente cercana que me ha dado más de lo que nunca esperé.
Las leyes han cambiado, nuevamente, y la Historia de la Música ya no está en los planes de estudio. Esto da un giro radical a mis clases, con lo que mis esfuerzos ahora van encaminados a otros aspectos más prácticos de la música. Es un poco como volver a empezar...


Begin the Beguine. Cole Porter

When they begin the beguine,
It brings back the sound of music so tender,
It brings back the night of tropical splendor,
It brings back a memory evergreen!

I’m with you once more under the stars,
And down by the shore an orchestra’s playing.
Even the palms seem to be swaying
When they begin the beguine!

To live it again is past all endeavor,
Except when that tune clutches my heart,
And there we are swearing to love forever,
And promising never, never to part!

What moments divine, what raptures serene,
Till clouds came along to disperse the joys we had tasted…
Now, when I hear people curse the chance that was wasted,
I know but too well what they mean!

So, don’t let them begin the beguine,
Let the love that was once a fire remain an ember . . .
Let it sleep like the dead desire I only remember,
When they begin the beguine!

Oh yes, let them begin the beguine, make them play!
‘Till the stars that were there before return above you,
‘Till you whisper to me once more, “Darling, I love you!”
And we suddenly know, what heaven we’re in,
When they begin the beguine!
When they begin… the beguine!


... y ademas, así, en inglés. De momento sólo con un grupo, he comenzado la aventura de dar mis clases en una lengua que no es la mía. Esto que a mis compañeros de idiomas les parecerá algo cotidiano y hasta sencillo a mí, por el momento, me está exigiendo una gran inversión de tiempo, que ya era bastante limitado.

¿Qué cabe hacer ahora de este lugar? He llegado a una encrucijada. Y aunque siempre he tenido facilidad para tomar decisiones, ahora estoy aquí, parada, en medio del camino, sin saber muy bien qué rumbo tomar... No sé si darle "chapa y pintura nuevas", como Antonio... o si proponerme escribir con la periodicidad suficiente para mantenerlo sin que me robe mucho tiempo... o si cerrarlo definitivamente. Pero habrá que ir decidiendo...

La música está interpretada por Glenn Miller y la American Band of the Allied Expeditionary Force.