08 diciembre 2007

Un paseo por el barroco musical

Muchas, muchísimas veces he fantaseado con la idea de viajar en una máquina del tiempo. El sueño de poder desplazarme siquiera por un momento a otros lugares y tiempos siempre ha estado ahí. Supongo que a muchos os pasará algo parecido. Poder ser testigo de un gran acontecimiento histórico o simplemente mirar de cerca la vida cotidiana de las gentes es una utopía que, de momento, ni la ciencia ni la tecnología nos pueden hacer realidad. Así que habrá que conformarse con los medios de que disponemos: los libros, las obras de arte, los objetos y edificios que nos han llegado, el cine. El cine es un gran aliado, lo más aproximado a esa máquina del tiempo soñada. Hoy os propongo un viaje a la corte de Luis XIV de Francia de la mano de dos películas, Vatel, de Roland Joffé, y Le roi danse, de Gérard Corbiau, estrenada en español como La pasión del rey, ambas del año 2000. Los aficionados al cine recordarán a Joffé por sus películas La Misión, La letra escarlata o The killing fields, y los aficionados a la música recordarán a Corbiau por sus películas El maestro de música y Farinelli. Quizás no sean grandes películas de la historia del cine, pero se les puede sacar algún rendimiento en el aula de música, si no viéndolas enteras, sí entresancando algunos fragmentos como los que os propongo aquí.


Vatel es el nombre de un famoso cocinero que trabajó para algunos de los más importantes personajes de la corte de Luis XIV. Hace algunos meses os hablé de uno de ellos, Fouquet, el que fuera ministro de finanzas del rey y que cayó en desgracia por haberse construido un fabuloso palacio y haber homenajeado allí al monarca con gran exceso. El responsable de los fastos fue Vatel, interpretado por Gerard Depardieu, y en esta película se nos presenta en el momento final de su vida, cuando trabaja para el príncipe Luis II de Borbón-Condé, brillante militar retirado y casi arruinado, que es obligado a invitar al rey a pasar tres días en su palacio de Chantilly con el fin de recuperar el favor real y ser enviado como general a la guerra con Holanda. Esta es la excusa para presentarnos los fabulosos fastos que se organizan para agasajar al rey y a la corte y al plebeyo encargado no sólo de dar forma a los banquetes sino de presentarlos rodeados de una espectacularidad digna del más grande rey del momento.

El punto de vista que nos muestra la película es algo diferente del usual en las películas de época, ya que podemos ver al mismo tiempo dos lados diferentes de la realidad: el de la multitud de criados que trabajan sin descanso para que todo esté a punto y el de la nobleza que disfruta de todo ese esfuerzo sin apreciarlo siquiera mínimamente. La dirección artística está muy lograda y la cámara se arriesga en posiciones muy forzadas para enseñarnos las dos caras de la moneda. Esto queda muy bien reflejado en el inicio de la película, donde se explican los preparativos de los fastos y se nos presenta a los principales personajes.



Aquí podéis ver cómo se desarrollaron los tres banquetes temáticos descritos y diseñados por Vatel. El primero muestra "la gloria del sol, la abundancia de la naturaleza".



El segundo día hay un espectáculo de fuegos de artificio sobre el lago... "El sol destrona a la noche"... pero los acontecimientos se desarrollan de un modo imprevisto. La música que acompaña la escenografía fue compuesta por Händel, por encargo del rey Jorge II de Inglaterra para celebrar el fin de la guerra de sucesión a la corona austriaca en 1749.



El tercero de los banquetes será "un tributo de Neptuno a Helios, rey del sol". Es conocida la anécdota de que Vatel se suicidó porque no llegaba el pescado a tiempo para este banquete... del cual sólo se nos enseña a los criados recogiendo los restos, mientras la voz en off de Vatel explica los motivos de su terrible decisión.



Aunque la película no es redonda, resulta muy entretenida y visualmente es enormemente atractiva. La trama se desarrolla entre los excesos de los cortesanos, los apuros de los criados, las intrigas palaciegas, las inclemencias del tiempo que a punto están de tirarlo todo por la borda y el amor imposible entre una de las cortesanas (encarnada por la bellísima Uma Thurman) y Vatel, el hombre más íntegro que imaginarse pueda "a pesar de" su baja extracción social. Lo más interesante, desde mi punto de vista, es la posibilidad de mirar, aunque sea a través de los ojos de un equipo de gente dedicada al cine, tres días de la vida de Luis XIV.

La otra película que os traigo aquí es, por su temática, de un gran interés para los amantes de la música. Es de todos sabido que el rey Luis XIV fue un monarca enormemente aficionado a la danza no sólo como espectador sino también como intérprete. En esta película se nos muestra a través de su relación con este arte y con dos de las figuras clave de la cultura de la época, Molière y Lully. Sobre el papel, una película apasionante... en la práctica, una película tediosa y aburrida, con unos personajes ridículos e incomprensibles que para nada responden a la riqueza e inteligencia de su legado. Lo único que se muestra del extraordinario personaje que debió ser Lully (músico excepcional, creador e innovador, cortesano hábil e inteligente) es que el rey tiene una fatal e injustificada fascinación por él, mientras que Lully está dominado por sus impulsos bisexuales y un ciego amor por el rey. El personaje de Molière, si bien algo mejor tratado, tampoco se corresponde con la imagen que su obra nos transmite de él. De la película sólo salvaría la puesta en escena y los números musicales, aparentemente bien documentados, como los que podéis ver aquí.


De el Ballet de la Nuit, una coreografía de Lully para el joven rey, que baila la obertura.



Escena de la comedia ballet El burgués gentilhombre, de Lully y Molière: Marcha para la ceremonia de los turcos.



Escena del ballet Los amantes magníficos, de Lully: Entrada de Apolo.



Un pequeño apunte "didáctico": una secuencia que podría resultar útil para la asignatura de Historia de la Música en la que Lully expone algunas de sus ideas sobre ópera, queda inutilizable ya que lo hace completamente desnudo... no es que yo sea muy puritana ni me escandalice de ver un desnudo masculino, pero no quiero tener que vérmelas con ningún padre por una tontería así. Una pena. Quizás pueda poner unas hojas de parra con mi editor de vídeo... pero creo que no vale la pena molestarse.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Magnífico trabajo, parbleu.

Marian dijo...

Merci, mon chéri frère... me has hecho buscar en el diccionario, so polígloto...

Paulo dijo...

Uma época em que se encenava a vida todos os dias. Parabéns por este trabalho.

Saludos.

Anónimo dijo...

Genial post....la verdad es que está completísimo. Me ha resultado superinteresante los vídeos y tu disertación sobre ellos. Eres una experta cinéfila, se nota a leguas.

Un abrazo.El rincón de prometeo.

Marian dijo...

Gracias, Acordeprometeo, pero realmente no soy más que una aficionada con interés. Ya quisiera yo ser una experta que no titubeara al mencionar a directores, actores, años de producción y todos esos datos vertiginosos que manejan los verdaderos cinéfilos. Pero ya se sabe que los días sólo tienen 24 horas, y que quien mucho abarca... Un abrazo.

Marian dijo...

Caro Paulo, voy a tener que aprender portugués... no sé qué significa encenava :( Lo he buscado pero no he dado con ello :(

Paulo dijo...

"Encenava" significa "ponia en escena". Não sei se está correcto...

Marian dijo...

Obrigado, Paulo. Ahora sí que tiene sentido. Y estoy completamente de acuerdo: el mundo era puro teatro.