22 enero 2007

El gigante Bach

Cuando yo tenía vuestra edad y estudiaba Historia de la Música en el instituto, el planteamiento de esta asignatura era bastante diferente del actual. En aquél remoto tiempo cualquier manual de la materia era una suma de biografías más o menos extensas de los principales compositores y una larga relación de sus obras más importantes, todo regado con abundancia de fechas y menciones a acontecimientos históricos y a lugares más o menos desconocidos.

Los tiempos han cambiado, creo yo que para mejor. Ahora la tendencia más frecuente es tratar de hacer comprender las principales características de la música de cada uno de los periodos, y estudiar la propia música a través de la audición: las formas musicales más utilizadas, el uso que de los elementos de la música se hace en cada período (ritmo, melodía, armonía), los principales instrumentos y las agrupaciones vocales e instrumentales favoritas en cada momento... y sólo algunos, pocos, nombres de autores y fechas, y un mucho de escuchar obras de cada uno de ellos.

Con este planteamiento, las vidas de los compositores quedan bastante al margen de mis clases. Pero yo sé que hay biografías que tienen mucho "tirón popular" y que, utilizadas como recurso, a veces atraen el interés y la atención de mis mayormente desmotivados alumnos... la sordera de Beethoven, la pelirroja cabellera de Vivaldi, su ausencia de vocación sacerdotal y su trabajo entre jóvenes virtuosas en el Ospedale della Pietà, la tendencia despilfarradora de Mozart y su portentosa capacidad musical desde la infancia, la enfermedad mental de Schumann que le llevó a arrojarse al río... pueden ser la vuelta a la actividad cerebral de un grupo que permanece semiadormecido entre sonatas, bajos continuos, cuartetos de cuerda o ritmos contrastantes.

- Bach tuvo 20 hijos.
Las palabras mágicas resuenan por la clase, y el grupo parece despertar...
- ¿Sííííí? ¿Y todos con la misma?
- No, tuvo 7 con Maria Barbara y 13 con Anna Magdalena. ¿Queréis ver una foto?
- Síííííí.
- Mirad, este era.



- ¡Qué feooooooooo!

- De feos así quiero yo el mundo lleno...

Es difícil admirar a Bach a los 14, 15, 16 años. Yo recuerdo que a esa edad tenía que tocar fugas a dos, tres o cuatro voces que no terminaba de entender, y que eran muy complicadas de leer porque las voces comenzaban en una mano, se iban a la otra, se mezclaban y enredaban, a veces había que destacarlas y otras dejarlas en un segundo plano... era temible. Con lo atractivo que era Mozart en su aparente sencillez, con lo apasionado-apasionante que era Chopin, o lo estimulante que era Bartok, con esos increíbles ritmos... Y hoy, aún más difícil de apreciar. No es nada de lo que la inmensa mayoría de los adolescentes consideráis importante. No es guapo, ni es joven, ni es rico, ni es deportista, ni...

Al cabo de un tiempo, no mucho, nadie recordará que fue el maestro supremo del contrapunto, o que escribió él solito más cantidad de música (de inmejorable calidad toda ella) de la que almacenáis en todos vuestros CD y mp3 juntos... que seguro que son un buen montón. En el examen, casi todos dejaréis en blanco la pregunta de ¿Cuál es el motivo de que se considere el año 1750 como el final del barroco?, o seguiréis ignorando quién es el autor de La Pasión según San Mateo, per saecula saeculorum... pero todos recordaréis que tuvo 20 hijos.

Más allá de la anécdota de los 20 hijos, la vida de Bach es, como su obra, rica y fecunda. Muchas veces los artistas que nos dejan un gran legado renuncian a muchas facetas de la vida para poder desarrollar su obra. No es así el caso de Bach, que no sólo fue un increíble organista y uno de los más grandes compositores de la historia. Fue además un profesor dedicado, un padre atento, un marido excepcional (por lo que nos cuenta en su diario Anna Magdalena), un gran conocedor de la construcción y funcionamiento del órgano. Esto no hace mejor ni peor su obra, pero a mí, mortal vulgar y corriente, hace que crezca más y más mi admiración por el genio y por el hombre, y que me sienta empequeñecer al ver lo que una sola vida puede regalar a la humanidad.

No me resulta fácil contestar a la pregunta: ¿quién es el compositor que más te gusta? Son tantos... pero reconozco mi debilidad por Bach, quizá es el artista (no sólo músico) que más admiro, aunque está en desventaja con respecto a otros porque, evidentemente, no es el más fácil de entender, pero como suele suceder, sí el que más poso deja...

No sé si seré capaz de escoger una sola de sus obras para compartir con vosotros. Toda elección encierra una injusticia, y en el caso de Bach, mucho más. Pidiendo perdón por lo pequeñas que se me quedan las palabras y por lo escaso de este microhomenaje ante tamaño gigante, os propongo que escuchéis una de las primeras piezas que me hizo viajar a ese lugar especial, misterioso e inefable, lleno de gozo y placer al que me transporta Bach cada vez que escucho su música...

Johann Sebastian Bach. Cantata BWV 147. Coral Wohl mir, dass ich Jesum habe, interpretado por el Coro Monteverdi y los Solistas Barrocos Ingleses bajo la dirección de John Elliot Gardiner.

...y si no sentís nada especial, no os preocupéis. La música que no nos entra a la primera suele ser la que mejores momentos nos deparará en el futuro. Sólo tenéis que daros una oportunidad y no cejar en vuestro empeño: os aseguro que vale la pena.

5 comentarios:

ANTONIO SEGOVIA dijo...

la elección es muy buena. HAbé oido esta coral tropecientos mil millones de veces y, te lo juro, se me sigue erizando el cabello.
Otra pieza de Papá Bach que me estremece es el "Largo ma non tanto" del concierto para dos violines (BWV 1043). Como dicen los alumnos de Vicente Aranda, "¡pon la de Bach!"

Anónimo dijo...

Cuando escribas un libro de música dímelo para hacer una buena inversión. Animo, lo haces muy bien. No he tenido la suerte de tener una educación musical como tu para poder disfrutar, no solo escuchándola, sino comprendiéndola y saborearla, como se saborea un buen vaso de vino. A quien le gusta.
Gracias. Me ha gustado mucho la lectura y la música.

Marian dijo...

¡Gracias, Carlos! En cierto modo, este es mi pequeño e improvisado libro de música... aunque nunca sé por dónde va a salir, tiene personalidad propia... Pero lo mejor sois los que me animáis a seguir.

Anónimo dijo...

hace como dos meses que escucho a bach, y por casualidad…a traves de un cd que mi hemana compro para su bebe, pues dicen que esta musica estimula la imaginacion e inteligencia … y de ahi he quedado suyugado por este autor, no soy musico, pero oir esas cantatas, en particular la 208 en su version instrumental me han traido gran profundidad, emocion y alegria… en realidad toda su obra es emocionante, estoy tratando de conseguirla toda, pero, de a poco…degustandola

Anónimo dijo...

Bach es considerado el padre de la musica clasica, y el maestro maximo de la armonia. Personalmente creo que no hay otro compositor cuya musica no tenga una cercania tan gloriosa a las matematicas de la creación y el universo, con los pocos instrumentos del barroco hacia maravillas, incluso las geniales orquestaciones de Mozart, Beethoven y otros posteriores clasicos me parecen algo ‘pesadas’ comparadas con el maestro Bach…la simpleza y magnificiencia de la armonía tan simples y complejas como la naturaleza misma.